Un touchback es un término que pertenece al fútbol americano y fútbol canadiense. Ocurre cuando el portador del balón es forzado al suelo en su propia zona de anotación. También se puede realizar un touchback si el portador del balón se arrodilla en su propia zona de anotación, lo cual sirve para terminar la jugada y prevenir heridas potenciales. Un jugador de la defensa o de los "equipos especiales" que realiza un touchback permite que la ofensiva tome posesión del balón a 20 yardas de su propia zona de anotación.

En el fútbol americano, un touchback es una decisión que se hace y es señalada por un árbitro cuando el balón se desplaza y cruza o pasa detrás o por encima de una línea de gol (es decir, en una zona de anotación) y el equipo que está atacando en la línea de meta es el responsable de dejar el balón en esa zona. La responsabilidad es determinada por el equipo que dio la patada de despeje. Tal impulso puede ser impartido por una patada, un pase, un balón suelto, o en algunos casos por el bateo de la pelota. Un touchback no es un juego, sino el resultado de varios eventos que pueden ocurrir durante una jugada.

Cuando un portador de la pelota suelta el balón dentro del terreno de juego antes de entrar en su zona de anotación y el balón suelto a continuación, sale del campo por detrás o por encima de la línea de meta de su oponente o se recupera y es derribado por un jugador del equipo contrario en la zona de anotación. El equipo contrario sería galardonado con el touchback.

Un jugador defensivo intercepta un pase hacia adelante en su propia zona de anotación y el balón queda muerto detrás o sobre la línea de meta. Al igual que el ejemplo de una patada de salida o despeje el envió en una zona de anotación, el jugador puede intentar interceptar y avanzar con el balón, pero sigue siendo un touchback, siempre y cuando la pelota no cruce completamente la línea de meta en el terreno de juego antes de que sea derribado.